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Objetivo: cero víctimas

Alazne Irigoyen Domínguez.FIBGAR

Madrid, 25 de noviembre de 2015.¿Por qué tenemos un Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer en pleno siglo XXI? Hoy 25 de noviembre se “recuerda” en todo el mundo que este problema sigue existiendo. En España, en lo que va de año  ya contamos con 44 mujeres que han sido asesinadas a manos de sus parejas o exparejas. El año pasado la cifra se elevó hasta 51. Desgraciadamente estas cifras no son solo números, detrás se esconden mujeres reales, con un nombre, familia, hijos e hijas, amigos y trabajo. En abril de 2012, Tina S., una mujer de 74 años fue degollada por su marido de 85. La encontraron en su habitación en medio de un charco de sangre, este se filtró y dejó una mancha oscura en el techo del piso de abajo. Soportó toda una vida de insultos, amenazas y maltrato; pero esto no bastó, tras una discusión su marido acabó con su vida para siempre.

Desgraciadamente este no es un caso excepcional. A nivel mundial se estima que una de cada tres mujeres ha sido agredida física o sexualmente. Esto convierte la violencia contra la mujer en una de las violaciones de Derechos Humanos más graves y generalizados en todo el globo. Las cifras a nivel mundial son demasiado altas. Millones y millones de mujeres sufren violencia cotidianamente por el mero hecho de haber nacido mujer. La magnitud del problema es realmente abrumador. Pero no podemos apartar la mirada, no podemos parar de luchar hasta ninguna mujer sufra violencia en razón a su género.  

La violencia contra la mujer adopta muchas formas, no se limita a la violencia doméstica. La explotación sexual, la agresión sexual, la ablación, el maltrato psicológico y el acoso son solo ejemplos de una interminable lista de actos violentos que se realizan contra la mujer. En el mes de agosto de este año, la prensa recogió el caso de cuatro hermanas de origen maliense, pero residentes en el País Vasco, a las que sus abuelos habían realizado la ablación, bajo la mirada cómplice de sus padres. La Fiscalía está investigando el suceso.

En la actualidad, la mutilación genital femenina es una práctica muy extendida, sobre todo en países de África y Oriente Medio. En Europa, la situación tampoco es alentadora. Una macro-encuesta realizada el año pasado, muestra que en torno a un 55% de mujeres ha experimentado acoso sexual por parte de sus compañeros, jefes o clientes. En palabras de la Directora de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Chan, “la violencia contra la mujer se ha convertido en un problema de salud mundial de proporciones endémicas”.

Injusta estructura social

Sin embargo, no es un problema de salud más, semejante a otras enfermedades como puede ser la gripe, la diabetes o la depresión. La violencia contra la mujer es una manifestación o consecuencia de la estructura social patriarcal que históricamente ha discriminado a la mujer frente al hombre. En un sistema patriarcal es el nombre quien tiene la autoridad y quien dicta las reglas del juego. Se trata de una dinámica social global, que traspasa fronteras y culturas. No es propio de una civilización particular, la desigualdad que soporta la mujer se da en todas las regiones del mundo, independientemente de la religión mayoritaria del país y de las tradiciones o costumbres del lugar.

Si esta masiva violación de los Derechos Humanos de la mujer tiene sus raíces en una estructura social injusta, significa que podemos actuar y cambiar la situación. Las formas de relacionarnos, las estructuras y tipos de organización han ido modificándose a lo largo de la historia, la relación de subordinación de la mujer respecto al hombre también puede hacerlo. Tanto mujeres como hombres debemos reaccionar y unir nuestras fuerzas para conseguir una verdadera igualdad de género, no sólo formal (en la ley) sino también real (en la sociedad). Está en nuestras manos.

En estas últimas semanas, varios acontecimientos han tenido lugar en Madrid en contra de la violencia machista. El sábado 7 de noviembre miles de personas se manifestaron para exigir a las instituciones públicas una mejor legislación y más recursos para la protección de las víctimas. En estos momentos, en la Puerta del Sol, nueve mujeres están en huelga de hambre. Piden a los partidos políticos, de cara a las elecciones generales, que incluyan en sus respectivos programas políticos medidas reales contra la violencia de género.

Aún queda mucho por hacer. Estamos comenzando a concienciarnos, a actuar y denunciar las desigualdades e injusticias que persisten respecto a la mujer, pero el camino es largo. Sigamos luchando para que más pronto que tarde no tengamos que tener un Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.